sábado, 15 de mayo de 2010

El sabor amargo de la derrota

A veces me gustaría ser menos expresiva. Digamos, una Juanita Viale o Karina Jelinek cualquiera. Que todas mis caras fuesen iguales, que nadie se diese cuenta de qué está pasando por mi cabeza... que todos pensaran que cada gesto sea parte de mi cotidianeidad. Pero no puedo.
No puedo evitar ser sensible, irritante e irritable. Ese es mi fuerte, me parece. No dejo de pensar, de maquinarme. Quisiera alejarme de todo eso, aunque sea por un tiempo. Ser impermeable. Que una llovizna fuese lo mismo que un diluvio para mí.
Mostrarme fuerte sería ideal. Pero no, justamente soy todo lo contrario. El resentimiento no forma parte de mi diccionario. Y no es de esas reglas que tienen excepción.
Será que en estos días estoy particularmente susceptible, pero sinceramente lo único que desearía ahora sería estar en una isla desierta en el medio de la nada, rodeada sólo de mi calma.

http://www.youtube.com/watch?v=zgEGVKwURKc

No hay comentarios:

Publicar un comentario